Los beneficios de la sauna
Casi siempre acudimos a las saunas por algún problema de estrés, buscando un espacio para relajarnos, porque un baño de sauna ayuda a desintoxicar la piel, liberar las toxinas, mejorar la circulación, presión y ritmo cardiaco, e incluso afecciones bronquiales.
Las personas acuden a las saunas conscientes de sus beneficios, pero hay que resaltar que un mal uso de este baño puede producir considerables daños a la salud.
Por ejemplo, algunas personas usan la sauna más de dos veces al día, este uso es incorrecto, los límites para su uso son de tres veces por semana como máximo y sólo una vez por día.
Las personas acuden a las saunas conscientes de sus beneficios, pero hay que resaltar que un mal uso de este baño puede producir considerables daños a la salud.
Por ejemplo, algunas personas usan la sauna más de dos veces al día, este uso es incorrecto, los límites para su uso son de tres veces por semana como máximo y sólo una vez por día.
Si vas a tomar un baño sauna, es recomendable que estés relajado, es decir que no está bien realizarlo directamente después de una agitada rutina de ejercicios o deportes, para hacerlo, es aconsejable que descanses durante 40 minutos antes de entrar.
Para tener un mejor resultado, debes ducharte con agua templada antes de ingresar. Si tus pies se mantienen fríos, sumérgelos en agua tibia o caliente de 4 a 5 minutos antes de ingresar, esto favorecerá tu circulación.
La mejor ubicación en la sauna es el banco intermedio o superior, ya que el nivel inferior puede hacer que tu corazón se sobrecargue y podría generar dolencias cardíacas.
La temperatura en una sauna suele variar entre ochenta a cien grados centígrados, la cual es combinada con una humedad baja, por este motivo no produce quemaduras. Lo normal es que resistas de 8 a 12 minutos en la cámara, si tu cuerpo siente la necesidad de salir, debes hacerlo inmediatamente, así no se hayas permanecido el tiempo que planificabas.
Se aconseja que para que la circulación de la sangre se adapte a la temperatura de la cámara, dejes que tus pies se balanceen, es decir, no los apoyes en el piso.
La sauna proporciona numerosos beneficios.También conlleva una serie de riesgos que desde aquí os vamos a numerar. En una sauna la temperatura oscila entre los 80 y los 100 grados centígrados. El hecho de que no se produzcan quemaduras responde al hecho de que se combina con una humedad muy baja (calor seco) y por lo tanto no llega a quemar. La mayoría de las personas, usamos mal la sauna. No se deben de tomar mas de 2 sesiones por día y no mas de 3 semanales.
Dúchate con agua templada, entra en la sauna con la piel mojada y limpia.
Siéntate en el banco inferior, espera a que empieces a sudar entre 10 y 15 minutos
Sal de la sauna y dúchate con agua fría.
Túmbate en el banco superior de la sauna y relájate durante 10 minutos.
Dúchate de nuevo, con agua fría y puedes volver a entrar otros 5 minutos.
Termina con una ducha fría, frotando con una manopla exfoliante para limpiar la piel de sudor, impurezas y células muertas.
Abrígate bien y recupérate despacio, porque la bajada de tensión enlentece tus movimientos. No realices ejercicios bruscos.
Hidrátate tomando pequeños sorbos de agua o una bebida isotónica.
Los beneficios de la sauna son los siguientes:
Al entrar en la sauna, el calor dilata los vasos capilares de la piel para mantener la presión sanguínea, que al principio tiende a disminuir. El ritmo cardiaco aumenta pudiendo multiplicarse por dos y hasta por tres. Esto hace que se incremente la circulación en la superficie de la piel, como cuando caminamos rápido.
Al entrar en la sauna, el calor dilata los vasos capilares de la piel para mantener la presión sanguínea, que al principio tiende a disminuir. El ritmo cardiaco aumenta pudiendo multiplicarse por dos y hasta por tres. Esto hace que se incremente la circulación en la superficie de la piel, como cuando caminamos rápido.
Las siguientes reacciones son la transpiración y la hidroforesis (apertura de los poros de la piel). Gracias a ello se produce la eliminación de toxinas y una limpieza de la epidermis en profundidad. Se expulsan del cuerpo metales pesados (plomo, mercurio, zinc, níquel, cadmio...). También elimina alcohol, nicotina, sodio, ácido sulfúrico y combate el colesterol. Aunque también se pierden minerales buenos para la salud, éstos se pueden recuperar con una bebida isotónica y una dieta sana. Se pueden llegar a perder hasta 2 litros de agua junto a las toxinas que eliminamos.
La elevada temperatura y el grado de humedad estimulan el riego sanguíneo y la regeneración de las células, lo que significa que la sauna puede ayudar a aliviar varias enfermedades cutáneas y respiratorias.
El sistema cardiovascular también sale ganando con la concentración de calor, dado que el corazón, al adaptarse a la vaso dilatación, bombea más fuerte y por tanto se favorece la circulación.
Las altas temperaturas influyen en las terminaciones nerviosas, lo que conlleva a una ralentización de los impulsos sensitivos que van de la piel al cerebro. El individuo experimenta una relajación, en la que radica el efecto antiestrés de la sauna. Así mismo libera endorfinas y por lo tanto ayuda a combatir el insomnio y el stress.
Ayuda a dormir. Al relajar el cuerpo y eliminar muchos de los dolores, la sauna permite dormir mejor.
La unión del calor con un aceite de acción terapéutica (mentol o eucalipto), actúa de forma muy positiva en los bronquios y el sistema respiratorio en general. Está comprobado que los pacientes con enfermedades pulmonares obstructivas mejoran transitoriamente sus funciones pulmonares.
Mejora la artritis. Ejerce un efecto positivo sobre el sistema locomotor y el estado psico-emocional aliviando el dolor artrítico.
Prepara el cuerpo para otros tratamientos terapéuticos y estéticos. Tras una sauna, el estado de la piel y de los músculos es ideal para someterse a una sesión de masaje o a cualquier tratamiento que incluya la aplicación de algún tipo de productos (hidratación de la piel en profundidad, obesidad...).
Ayuda en general a: reducir la celulitis y adiposidades, torceduras, neuralgias, bursitis, espasmos musculares, rigidez articular y en general dolencias óseo-musculares.