Mercurio en pescado
Las especies más proclives al cúmulo de toxinas son, además del tiburón, el pez espada o emperador, los atunes, bonitos y caballas.
Un estudio estadounidense demuestra que el consumo de pescado contaminado con mercurio por parte de mujeres embarazadas puede dar lugar a lesiones fetales.
Autor: JORDI MONTANER
Fecha de publicación: 6 de febrero de 2007
Cúmulo de sustancias
Aun así, a la hora de comer pescado bueno es conocer lo que la contaminación del mar se trae consigo. Aquí no valen cambios climáticos ni etapas evolutivas. El mar, nuestro mar, anda convertido en un vertedero y es sólo por culpa de una actividad humana irresponsable. No es sólo que los niveles de metil mercurio acumulados en los tejidos de los organismos marinos clamen al cielo, sino que las dioxinas y los bifenilos policlorados (BPC) suben enteros de un año a otro. La cadena alimenticia marina ocasiona que las especies más predadoras, como los tiburones, acumulen siempre los niveles más tóxicos. A modo de paradoja, la cadena de televisión de la National Geographic Society recuerda en su publicidad que en el mundo ya hay más gente que muere por haber comido tiburón que por haber sido comida por un tiburón.
Fei Xue y colaboradores, de la Universidad de Harvard (Boston, Massachusetts) decidieron reclutar a 1.024 mujeres entre la semana 15 y la 27 de embarazo. Los investigadores averiguaron qué cantidad de pescado consumieron estas mujeres durante el periodo estudiado y demostraron que quienes habían consumido más frutos del mar revelaron una mayor concentración de mercurio medida en el cabello. Los niveles detectados oscilaron entre 0,01 y 2,5 μg/g.
Quienes consumieron pescados enlatados (en conserva) mostraron siemprelos niveles más elevados. Se dio la circunstancia que 44 mujeres dieron a luz de forma prematura (antes de la semana 35 de la gestación), y todas mostraron niveles de mercurio en el cabello por encima de 0,54 μg/g.
Este estudio motivó que a finales del 2006 las autoridades federales estadounidenses revisaran la necesidad de aconsejar o desaconsejar el consumo de pescado en la población general. Puestos a hacer estadística, se comprobó que el riesgo de sufrir enfermedades cardiovasculares como consecuencia de comer demasiado poco pescado era mayor al de padecer cáncer o sufrir malformaciones fetales por tomar demasiado.
Advertencia europea
En Europa, la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA, en sus siglas inglesas) fijó un umbral de riesgo (1,6 nanogramos/kg de peso corporal a la semana) y lanzó un aviso especial a las madres de bebés lactantes y niños de corta edad, ya que el metil mercurio puede afectar al desarrollo neuronal de los fetos y también de niños en las primeras etapas de crecimiento. La EFSA recuerda que el metil mercurio orgánico puede constituir más del 90% del mercurio total identificado en pescados y mariscos.
También, que las especies depredadoras de gran tamaño son a menudo migratorias y no es posible excluir pescado de aguas particulares donde el historial de los niveles de contaminación por mercurio pudieran ser elevados. Señala también la Autoridad que otros alimentos que contienen mercurio (no en la forma metil mercurio de los peces) suponen una menor preocupación y se consideran de riesgo menos elevado.
Una potente neurotoxina El mercurio es una potente neurotoxina que ocasionar pérdidas sensoriales, temblores, déficit de coordinación muscular, problemas en el habla, capacidad auditiva y problemas visuales. El mercurio metilado se enlaza con átomos de carbono e hidrógeno. El no metilado, en cambio, se une a un átomo de carbono y a otro de azufre, y se cree que de este modo es menos probable que sea metabolizado por nuestro organismo. La toxicidad del mercurio depende, por tanto, de su forma química, y los síntomas y signos varían según se trate de exposición al mercurio elemental, a los compuestos inorgánicos del mercurio o a los orgánicos (en particular los compuestos de alquil mercurio, como sales de metil mercurio y etil mercurio, y el dimetil mercurio).
El metilmercurio es un neurotóxico que traspasa con facilidad la barrera placentaria y la barrera hermatoencefálica; de ahí lo preocupante de la exposición durante el embarazo. Un ejemplo de liberación directa de compuestos orgánicos de mercurio es el caso de envenenamiento por metil mercurio en la bahía Minamata (Japón) en los años 50, cuando se vertieron en el mar subproductos orgánicos de mercurio como resultado de la producción industrial de acetilaldehído.
También se conocen casos de envenenamiento en Irak, debido a que las semillas de trigo utilizadas para preparar pan habían sido tratadas con un recubrimiento fitosanitario a base de compuestos inorgánicos de mercurio. Hay, además, investigaciones recientes que demuestran que en los vertederos de desechos urbanos y las plantas de tratamiento de aguas residuales.
MINAMATA EN LA MEMORIA
La enfermedad de Minamata es un síndrome neurológico grave y permanente causado por un envenenamiento por mercurio. Los síntomas incluyen ataxia, alteración sensorial en manos y pies, deterioro de los sentidos de la vista y el oído, debilidad y, en casos extremos, parálisis y muerte. El reportero gráfico W. Eugene Smith atrajo la atención del mundo hacia la enfermedad de Minamata, denominada así en honor a la bahía japonesa en la que se detectó el primer brote, relacionado con un vertido industrial. En 1956, el año en que se detectó el brote, murieron 46 personas. Las mascotas y los pájaros del lugar mostraban síntomas parecidos. Al franquear la década de los 60 se habían identificado ya 111 víctimas mortales, sumadas a los más de 400 casos con problemas neurológicos graves. Madres que no presentaron ningún síntoma preocupante durante su embarazo dieron a luz niños gravemente enfermos.
En 1968, el gobierno japonés anunció oficialmente que la causa de la enfermedad era la ingestión de pescado y de marisco contaminado de mercurio por los vertidos de la empresa petroquímica Chisso. Se calcula que entre 1932 y 1968 aquella empresa vertió a la bahía unas 81 toneladas de mercurio. Pese a lo claro del origen de la enfermedad, las víctimas no fueron indemnizadas hasta 1996. Hasta el 2001 se habían diagnosticado en Japón 2.955 casos de la enfermedad de Minamata. De ellos, 2.265 habían vivido en la zona gravemente contaminada. Los pacientes pueden solicitar aún compensaciones económicas y ayudas para los gastos médicos.
(http://www.consumer.es/seguridad-alimentaria/sociedad-y-consumo/2007/02/06/26638.php)
PROTÉJASE A SÍ MISMO Y A SU FAMILIA
(http://www.nrdc.org/health/effects/mercury/espanol/guide.asp)
La industria Pesquera
Según la revista "Muy Interesante" (sep.2000) en la actualidad se realizan 100 millones de toneladas de capturas anuales. La FAO indica que esta cifra no puede aumentar, de lo contrario sería insostenible, ya que los recursos naturales marinos están al límite, según esta misma, más de 2/3 de las especies marinas del mundo se encuentran muy cerca de la extinción debido a la explotación comercial marina. Ahora bien, y a modo de reseña, aunque por intuición lógica se sabe pero también se olvida, más de la mitad de los 100 millones de toneladas de captura, lo acaparan 5 grandes "potencias": China, Japón, Federación Rusa, Perú y por si no lo sabía nuestro lugar de residencia: Chile.
Altamente tecnificados, los barcos pesqueros de arrastre son enormemente derrochadores, esto no tomando en cuenta a las especies para el consumo. Un 25% del pescado capturado, es decir, 20 millones de toneladas, son considerados "inútiles" y devueltos a la mar, muertos o mal trechos, esto ocurre ya que son especies no comerciales o de reducido tamaño, este devastador proceso es llamado descarte pesquero. Más aún, alrededor de 3000 millones de peces mueren cada año por ser considerados "inútiles", incluyendo otras especies, como tortugas, delfines, aves, focas, lobos marinos, etc. Y ¿cómo pueden llegar a tanto?, fácil. Los métodos devastadores de captura lo explican: barcos dotados con redes de arrastre cuya boca, del tamaño de 8 campos de fútbol, tienen la capacidad de engullir hasta 16 aviones boing 747, más otras redes que en conjunto abarcan una superficie marina de 32 mil km², donde mortalmente son atrapados millones de especies tanto deseadas como no deseadas. Otro método de captura, es la utilización de explosivos para una selección fácil de los animales con un valor comercial, dinamitando arrecifes (refugios naturales de los animales) implementando cianuro para aturdirlos, etc.
Según la revista "Science", aproximadamente 80 mil delfines y miles de otras especies marinas quedan atrapadas en las redes de pesca de todo el mundo. Casi la totalidad muere.
*Además, como en cualquier otro sector de la granja industrial, la industria pesquera causa grandes daños medioambientales, (este tema será visto en profundidad en el segmento "Medio Ambiente y Hambre").*
Pero no sólo existen estos métodos para la obtención de peces, porque ha nacido la acuicultura (cría de peces en un entorno controlado), la cual se ha convertido en una industria multimillonaria debido a que alrededor de la mitad del salmón, el 40% de los moluscos y el 65% del pescado de agua dulce, consumidos en la actualidad pasan la mayor parte de sus vidas en piscifactorías encerrados. Las piscifactorías son el ídem de las granjas industriales. Aislados de su entorno natural, los peces criados en cautiverio, crecen encerrados en tanques de acero dentro de edificios, para luego ser trasladados a enormes jaulas flotantes en el mar. Al igual que en el resto de los animales de crianza intensiva, casi todos los aspectos de su entorno son controlados. Maquinas controlan alimentación, iluminación y crecimiento. Medicamentos, hormonas e ingeniería genética, son utilizadas para acelerar el crecimiento y alterar su comportamiento reproductivo.
Gracias a la ingeniería genética, se ha conseguido crear salmones que crecen hasta 10 veces más rápido que las especies en un entorno natural. Como de costumbre, se desconocen los riesgos implicados en esta alteración genética, y las consecuencias para los consumidores, o para el resto de la fauna marina salvaje en caso de una eventual fuga de un individuo.
La rentabilidad de las piscifactorías se basa en que deben criar enormes cantidades de peces en un confinamiento intensivo. La superpoblación les provoca heridas en el hocico y aletas, situándolos bajo un estrés anormal, conduciéndolos a brotes de enfermedades. Las cuales son combatidas por los criadores, bombardeándolos con antibióticos y otras sustancias químicas para así poder controlar parásitos, infecciones de la piel y de las agallas, y otras tantas enfermedades comunes del pez cautivo....
(www.eligeveganismo.com)