Solemos vivir cada uno de los acontecimientos de la vida de manera mecánica, gracias a la falta de reflexión que le damos a los mismos. La reflexión es un estado de conciencia que va mas allá de los egoísmos o pensamientos y emociones que nos centran en nosotros mismos.
La reflexión es sinónimo de abrirse a la vida, es como cuando un pichón se decide a extender sus alas y ver la vida con sus propios ojos. Extender las alas en la vida para un ser humano sería poder reflexionar en conjunto, es decir, con aquellos seres que amamos.
Poder reflexionar en la vida, poder discernir, es el regalo más preciado que podemos recibir. La reflexión es la llave de todas las puertas que la ignorancia cierra de manera violenta.
No podemos ignorar la existencia de la vida y las virtudes que la sustentan. Sin ellas no podríamos saber lo que es el Compartir, la Alegría o el Amor. La reflexión engloba a estas virtudes pilares para una vida simple y profunda.
Entonces cuando reflexionamos nacemos a un nuevo estar de conciencia interior, y eso es una alegría en sí mismo.
¿Acaso no genera alegría un nacimiento?
Cuando un ser humano llega al mundo transforma para siempre a los seres que se encuentran a su alrededor. Por cuanto se produce un nacimiento que construye en la familia un nuevo escalón de conciencia donde todo comienza a verse con otros ojos, con otra mirada, con otra amplitud.
Cuando un niño nace también nacen sus padres, porque salen de un estado de conciencia para colocarse en otro que supera a sus propias miserias. Entonces cuando las miserias mueren en el interior en realidad se produce un nacimiento, una amplitud de conciencia.
Cambiar de escalón de conciencia ¿no merece una celebración del alma?
Cuando un hijo aprende a realizar una tarea que beneficia a todos, como puede ser lavar los platos, barrer un piso, concretar sus objetivos estudiantiles, etc. ¿no merece ser festejado con el corazón? Una tarea simple y sencilla puede cambiar al mundo, no dudemos de ello.
Una celebración con el alma, con el corazón, implica silencio y reflexión. Esto no significa rigidez, implica respeto y admiración a los objetivos concretados. Cuando los objetivos se llevan a cabo la persona junto con sus seres amados (familia, amigos, compañeros de trabajo, de sociedad, etc.) cambia de escalón de conciencia. Entonces todos nacemos. Todos comenzamos una nueva etapa gracias al esfuerzo, al sacrificio de los hábitos que impedían el libre transito de la evolución de la conciencia.
Cuando festejamos Navidad, festejamos justamente eso: el nacimiento de un nuevo estado de conciencia. No dejemos que la mente o las emociones nos lleven por lugares confusos en fechas como éstas. La mente tiende a dividir y las emociones desordenadas siempre conducen a los desequilibrios y desbordes.
Cuando no comprendemos con el corazón nos refugiamos en la mente, que siempre tiene una respuesta para justificarlo todo y sentirse así aliviada en su ignorancia. El exceso de mente siempre distorsiona la esencia de las cosas renombrando o degradando el valor de las cosas.
Las emociones desordenadas tampoco terminan de comprender el sentido que tienen eventos de estas características como la Navidad. El ruido que producen los desbordes opaca el sentido cristalino del compartir en Familia.
¿Cómo construimos el silencio en momentos como este?
La Reflexión, el Agradecimiento, el Respeto, la Amistad, el Perdón, son expresiones de Amor que se irradian desde el corazón porque de allí es de donde provienen.
La Navidad siempre cuenta con una energía adicional que permite unirnos más allá de las diferencias de la mente. Es un momento que la vida nos permite para festejar y estar juntos para crecer, y no para estar separados.
Estar realmente unidos no implica estar todos juntos comiendo en una mesa, se necesita de reflexión para poder estar unidos. La reflexión surge de una caricia, de un elogio, de una sonrisa, etc. surge de cosas simples y profundas. Es necesario observar que necesita cada ser para poder reflexionar, porque la reflexión surge cuando cubrimos la necesidad del prójimo, cuando servimos al prójimo.
Esto es justamente lo que festejamos, la entrega, la reflexión y el Amor que el Cristo brindo en una fecha como Navidad. Fue el nacimiento de la Observación profunda dentro de los corazones de los hombres, y es por eso que nos reunimos todos juntos en una mesa a festejar.
No existe mejor festejo que estar unidos con un sentido elevado en común, observando la vida de manera sencilla, simple y profunda. No existe mejor regalo que estar unidos por la vida y desde el Corazón.
Recodemos antes de celebrar, que nacemos a un nuevo estado cuando dejamos que adentro de nosotros muera todo aquello que no necesitamos para crecer.