Consecuencias del envejecimiento
El envejecimiento lleva parejo una serie de cambios en el organismo. Entre las principales consecuencias del envejecimiento podríamos mencionar las siguientes:

- Aparato digestivo: Una serie de anomalías se producen en el aparato digestivo en la digestión y absorción de los alimentos:

- Disminución de la acidez: Esto determina unas mayores dificultades en la digestión de los alimentos.

- Disminución de la saliva: Lo que produce mayores dificultades en la masticación y deglución de la comida.

- Disminución en la eficacia del hígado: lo cual conlleva a unas digestiones más largas y pesadas.

- Disminución del sentido del sabor y del olfato: lo que influye en el placer del acto de comer que se hace menos agradable y muchas veces determina que la cantidad de comida ingerida sea menor de lo que se necesitaría. La perdida de estos sentidos es la causa por la que las personas mayores tiendan a salar o endulzar abundantemente los alimentos.

- Aparato circulatorio: Entre las principales anomalías que se producen a medida que una persona envejece se encuentran las siguientes:

- Cambios en el corazón: que determinan la aparición de un ritmo cardíaco más lento y la aparición habitual de arritmias. El corazón suele aumentar de tamaño aunque pierde fuerza en el bombeo y las válvulas se vuelven más rígidas. Los casos de insuficiencia cardiaca se dan con mayor frecuencia que en los jóvenes.

- Cambios en los vasos sanguíneos:
que se hacen más duros y menos flexibles, lo que dificulta la circulación. La arteriosclerosis conlleva a un mayor riesgo de anginas de pecho o infartos de miocardio. La presión sanguínea se eleva y la falta de permeabilidad de los capilares conlleva una menor absorción de nutrientes de los alimentos.

- Cambios en la sangre: cuyo volumen disminuye al contener menos agua. El número de glóbulos rojos disminuye por lo que el transporte de oxígeno hacia las células es menor lo cual produce una mayor fatiga. El número de glóbulos blancos también disminuye por lo que los ancianos tienen las defensas más reducidas.

La mala circulación en general es responsable de la aparición de anomalías como una mayor presencia de varices, claudicación intermitente.

- Metabolismo: Durante este periodo aparecen problemas metabólicos muy característicos. Entre los principales se encuentran:

- Disminución en la eficacia de los riñones: Lo que produce una menor depuración de las toxinas del organismo. Es mucho más frecuente que se produzcan piedras en los riñones o que se presenten problemas de insuficiencia renal.

- Intolerancia a la glucosa: lo que determina mayores posibilidades de sufrir diabetes.

- Disminución en la eficacia del hígado: lo cual conlleva, además de a unas digestiones más largas y pesadas, a una menor filtraje de las toxinas.

- Disminución hormonal: especialmente en lo que se refiere a las hormonas sexuales y la tiroides. La menopausia es el principal signo de envejecimiento en la mujer, pero durante este periodo se pueden producir otra serie de anomalías relacionadas con la disminución con la disminución de estrógenos , como lo la falta de deseo sexual u otras manifestaciones como, por ejemplo, la sequedad vaginal o la irritación vaginal. En el hombre los cambios no se dan tan rápidamente como en la mujer, pero el envejecimiento conlleva a una reducción gradual de los testículos y puede producir también falta de deseo sexual o falta de erección. Es durante esta época cuando suelen aparecer problemas de próstata. La tiroides es otra hormona muy importante en el metabolismo que se ve afectada por el proceso de envejecimiento.

- Aumento de la grasa corporal: y nueva distribución de la misma. La grasa del cuerpo deja de distribuirse uniformemente y se acumula alrededor de la cintura. En general, la proporción de grasa total aumenta en 1/3.

- Disminución de agua en el cuerpo. Esto puede conllevar a un peligro mayor de deshidratación y hace más difícil la absorción de nutrientes.

- El aparato locomotor: El envejecimiento conlleva cambios importantes en los huesos y en los músculos como consecuencia de una menor absorción de las proteínas. Igualmente el envejecimiento produce dificultades en la producción mediante el sol de la la vitamina D, que es necesaria para fijar el calcio a los huesos. Entre los principales tenemos:

- Pérdida de masa ósea. Los huesos, a medida que nos hacemos mayores, pierden la capacidad de renovarse por lo que cada vez tenemos más posibilidad de sufrir pérdida de masa ósea u osteoporosis, con los consiguientes riesgos de rotura de huesos. Suelen aparecer durante esta época números problemas de los huesos y las articulaciones como la artrosis, dolor de espalda, etc. Los huesos, además de hacerse frágiles, se acortan a partir de los 50 o 60 años por lo que el cuerpo disminuye de altura. Algunos nervios pueden resultar pinzados por los huesos o articulaciones por lo que se pueden producir enfermedades como la ciática. Las articulaciones se deterioran, pierden flexibilidad y determinan unos movimientos más lentos y menos extensos.

- Pérdida de masa muscular: Igualmente la masa muscular disminuye por lo que el organismo pierde agilidad y fuerza. La capacidad para moverse disminuye y el organismo se vuelve menos flexible. Las personas mayores tienen más posibilidad de sufrir caídas y lesionarse como consecuencia de las mismas. El musculo se vuelve más fino y mas corto lo que produce un estiramiento de los huesos ocasionando formas más curvadas, de ahí que, al hacernos mayores, las piernas se doblan y la espalda se encorva. Parte del músculo es sustituido por grasa.

- El aparato respiratorio: Los bronquios pierden elasticidad y los músculos respiratorios no resultan tan potentes, por lo que disminuye la capacidad de atracción del aire hacia los pulmones y la capacidad de retención de aire.
Todo ello determina una menor oxigenación del organismo, lo que conlleva a un esfuerzo mayor y a un cansancio superior durante las actividades físicas.
Durante este periodo es más probable la aparición de enfermedades respiratorias como la bronquitis, los ronquidos o la apnea del sueño, causada por problemas de la respiración.

- La piel: Es el órgano donde los cambios producidos por el envejecimiento se ven con mayor facilidad. La piel, con el paso de los años, se vuelve más fina, mucho menos elástica y más frágil. La capa de grasa situada debajo de la piel también disminuye. Estos cambios se dan con mayor intensidad en las personas que se han sometido al sol durante más tiempo y en las personas que tienen la piel blanca y los ojos más claros.
Entre los cambios más habituales que se producen con el paso de los años destacan la aparición de manchas, piel reseca, arrugas, verrugas, flaccidez.
La piel es menos resistente, por lo que es más fácil que se produzcan moretones, rozaduras, arañazos o heridas. Por otra parte, la disminución de la grasa subcutánea conlleva a una menor capacidad de retención del calor corporal lo que resulta un riesgo evidente para las personas mayores la posibilidad de sufrir hipotermia.
La cara es la parte del cuerpo que mejor manifiesta los cambios producidos por el envejecimiento. La piel de la cara se vuelve fláccida y colgante y se forman muchas arrugas. La musculatura del lado de la cara se afloja y la cara se hunde formando el típico doble mentón. Las orejas se alargan y aparecen pelos en los hombres. La nariz también se alarga y destaca mucho sobre una cara más estrecha que cuando la persona era joven.

En los ojos aparecen patas de gallo y estos se hunden más como consecuencia de la perdida de grasa inferior. Los párpados caen y tapan parte del ojo. En el blanco del ojo aparece el arco senil, una especie de halo de color gris. Los dientes caen por lo que el labio superior aparece hundido. Las encías inferiores se gastan y la mandíbula inferior se hunde.
Mucho más grave es la mayor posibilidad de desarrollar cánceres de piel, como resultado de la acumulación de radiaciones solares a lo largo de muchos años.

- El cabello:
Es otra parte del cuerpo que acusa mucho el paso de la edad. Con el tiempo el cabello empieza a caer y se hace menos espeso, menos grueso y encanece.
El proceso de caída del cabello, suele empezar a los 30 años y a los 60 las dos terceras partes de la población masculina presentan calvicie. Las mujeres no suelen estar afectadas por el patrón de calvicie masculina (Caída total en la parte superior de la cabeza o las sienes), aunque el cabello se les vuelve más fino y menos espeso.
El encanecimiento del cabello se produce como consecuencia de la disminución de la melanina producida por el folículo piloso. El cabello empieza a volverse blanco sobre los 30 años. Es normal que a los 40 años las personas presenten canas. El vello del cuerpo suele empezar a encanecer más tarde. El vello púbico puede volverse blanco o no volverse.

Las uñas de los pies se vuelven mas gruesas, mientras que las uñas de las manos se hacen más finas y mas fáciles de romper. El color de las uñas cambia y se vuelven amarillas y menos traslucidas.

- El sistema nervioso:
La menor eficacia del sistema nervioso responde con una transmisión nerviosa más deficiente que se manifiesta en forma de pérdidas de memoria, falta de reflejos y mayor dificultad en el aprendizaje. Aunque no es una consecuencia directa del envejecimiento, las personas mayores tienen más probabilidades de sufrir Alzheimer o demencia.
El envejecimiento supone una perdida de las facultades de los sentidos. Al hacerse mayores las personas necesitan que los estímulos exteriores sean más grandes para que puedan apreciarse.
Entre todos los sentidos, la vista y el oído son los que sufren pérdidas más elevadas. Se cree que, a los 65 años, las personas han perdido un 35 % de audición. A una mayor sordera, hay que añadir una pérdida del equilibrio, dado que órgano del oído realiza el control de esta facultad, y hay una mayor posibilidad de sufrir tapones en los oídos o tinnitus.

La degeneración de la vista o degeneración macular, produce una menor capacidad visual. Las personas mayores tienen más dificultad para adaptarse a las condiciones de luz muy bajas lo que les dificulta realizar algunas actividades como la de conducir por la noche. Junto a la ceguera nocturna, hay que destacar la presbicia o vista cansada es algo habitual a partir de los 50. Además, hay otras anomalías resultan muy habituales en este periodo como las cataratas, las moscas volantes, los ojos cansados, irritados, etc.

La perdida de los sentidos del gusto y olfato produce un menor interés por la comida, por lo que los ancianos pueden comer poco o tener una dieta muy poco variada con los consiguientes déficits alimentarios. Hay que sumar a estos problemas el descenso en la producción de saliva, que hace más difícil tragar los alimentos.
Con respecto al sentido del tacto, durante el periodo de vejez hay una disminución de las sensaciones táctiles, no solamente en la cualidad de palpar, sino en el sentido amplio de percibir sensaciones como el frío, el calor, el dolor, la presión etc.

Esto conlleva un riesgo mayor de sufrir ciertos accidentes que en las personas más jóvenes son evitadas al darse cuenta mediante este sentido. Por ejemplo, las personas mayores tienen más posibilidades de sufrir enfriamientos, congelaciones o quemaduras.
Al no darse cuenta del dolor de una herida oculta, como las lesiones producidas en los dedos de los pies, no tienen una conciencia tan clara de su grado de infección y esta puede empeorar.