El estrés en los niños un problema grave, plataforma de los problemas de aprendizaje.
El estrés se va acumulando en el organismo de los niños y los adolescentes hasta llegar a un límite en donde afecta de forma casi irreversible su salud física y mental, sin un adecuado programa psiconutricional. Su conducta es fácil de determinar se refleja en los trastornos alimenticios, tales como la apatía del comer y en la obesidad infantil.

Las alteraciones físicas debido al estrés, también pueden reflejarse en el sistema inmunológico provocando gripas recurrentes, que debilitan al niño y provocan infecciones recurrentes, dolores de estómago sin explicación aparente, disfunciones cognoscitivas, pérdida de la atención o concentración, dificultades en el aprendizaje, vulnerabilidad e hipersensibilidad. Algunas ocasiones el estrés provoca afecciones gastrointestinales, cardiovasculares y problemas en la piel.
Otro causante primordial del estrés es la falta de Nutrición Balanceada, adecuada a su edad, peso y estatura, además de requerir analizar el ambiente hogareño, la vida escolar, la actividad física, la actividad intelectual y las actividades de interés o extraordinarias del pequeño o del adolescente.

Los programas que integran el control de la conducta, las emociones, los pensamientos en función de lo que comen diariamente, además del aprendizaje de técnicas de autocontrol y autodirección personal, permiten eficacia y eficiencia en los tratamientos de los pequeños con trastornos de la alimentación o trastornos de la conducta por Déficit Alimenticia.

En los niños es necesario proporcionar energía para vivir sanamente, moverse y desarrollar todas sus actividades y sobre todo deben tener conocimiento del porqué de la ingesta de los alimentos, conocer la importancia de las vitaminas, los minerales y otras sustancias indispensables en los procesos químicos del organismo. Incluirlos en dinámicas personalizadas es indispensable para contrarrestar la vida moderna que por el nivel de comercialización de las comidas "Fast Food" repercuten en la calidad de la dieta diaria, la cual por supuesto carece de nutrientes esenciales para el óptimo desempeño de los niños, adolescentes, de los propios adultos y los adultos mayores.

Nadie escapa a la disciplina de la alimentación, vivir sanamente significa comer sanamente.

En la prevención y control del estrés, la dieta balanceada juega un papel determinante toda vez que proporciona a los niños un mayor rendimiento físico y mental y por lo tanto los prepara mejor para enfrentar el proceso de adaptación a los estímulos o agentes externos.

El respeto y la atención al desarrollo del niño, son factores determinantes para que crezca seguro de sí mismo, conviva sanamente y se sienta motivado en su vida diaria. El estrés como respuesta se asocia a la ansiedad y ésta en una emoción negativa, no saludable y que debe evitarse o corregirse, ya que repercute en el ajuste socio- emocional del niño.

"El alma del ser humano se refleja en la salud de su imágen"
Alicia Acosta Psiconutrióloga