¿Sabías que tomar un refresco es equivalente a ingerir tres sobres de
azúcar? ¿O que ingiriendo un único vaso de refresco de cola, por
ejemplo, estás metiendo en el cuerpo alrededor de 25 gramos de azúcar
y 110 kcal (vacías)? Lo mismo pasa con otros refrescos, ya sean de
naranja (151 kcal), limón (92 kcal), gaseosa (92 kcal)… todos varían
entre unos 20 y 30 gramos de azúcar.
Entonces, ¿dónde está el límite? Según las autoridades sanitarias, la recomendación diaria de azúcar
que debería ingerir una persona adulta oscila entre los 50 y 60 gramos.
O sea, que con tan solo dos vasos de estas refrescantes (aunque
golosas) bebidas, ya se sobrepasa esa cantidad, ¿te imaginas tomarte 50
gramos de azúcar a “palo seco”? Un disparate, ¿verdad? Sin embargo,
camuflado -como lo está- en el refresco es difícil darse cuenta de que
lo es. Como para ponerse a hacer cuentas del resto de azúcar que
ingerimos a lo largo de todo el día en el resto de alimentos.
Por ello, los refrescos son un enemigo de la dieta equilibrada y no
digamos ya de la “operación bikini”. Si, además, se toma a diario, es
uno de los alimentos que más te ayudará a coger peso. En definitiva, los
refrescos, como todo, con moderación. No tienen por qué estar
prohibidos, pero si moverlos a la “casilla” de alimento ocasional.